Palabras vacías.

— Hola amor, tenemos que hablar, no me siento bien.
— ¿De que hablas? 
— Es sobre nosotros, sobre ti más que todo. 
— Explícame. 
— Prefiero no hacerlo, quizás no te lo tomes como deberías tomártelo. 
— Quiero saberlo. 
— Es que...  No nos está yendo bien, no nos siento bien, odio leer tus mensajes cuando me dices que me extrañas, esos mensajes que me hacen quererte cada vez más y... Cuando te veo no les encuentro sentido. Estás aquí pero no estás. Ahora que vamos de camino a tu casa quiero decirte todo esto, porque creo que es lo mejor, yo no me siento bien así, y no quiero pedirte nada, sólo quiero que seas sincera con lo que dices y no me lastimes. Tú ya no eres quien eras, sólo eres esa que está aquí por una inercia que duele, una costumbre que desespera, un amor que se acaba por tus palabras vacías, por las caricias que jamás me devolviste. ¿Sabes? Yo si te extraño en verdad. 
— ¿Como puedes decir eso? 
— De ésta manera, de ésta forma. Ya llegamos a tu casa, ya te despediste con un beso, y sabes algo? Es el único beso que me diste en todo el día. Y no son los besos, eres tú conmigo. 

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